Sermón del 27 de octubre de 1861, para pedir por la paz de la República.
El 27 de octubre de 1861, en un clima político marcado por guerras civiles que enfrentaban a distintos sectores de la población, Fray Mamerto Esquiú pronunció un sermón con motivo de las preces por la paz de la República. Con un marcado fervor mariano, Fray Mamerto animaba a confiar las complejas circunstancias del momento a la intercesión de María.
“Cuando necesitamos que la Divina Bondad se derrame inmensa, poderosísima cual es, para salvarnos de muy grandes males, de las calamidades muy terribles que nacen del pecado, y se ejercitan por el pecado, y producen innumerables pecados, como es la guerra, ¿a quién habíamos de ir sino a la que tiene un corazón de Madre de Dios, y que por consiguiente solo desea la salvación de los que por su amor y sus dolores somos también sus hijos?”, expresaba el fraile Esquiú en la Iglesia Matriz de Catamarca, la Catedral Basílica de Nuestra Señora del Valle.