Ellas son testigos y fundadoras de un sueño cumplido

Sep 22, 2021 | Beatificación, Fray Mamerto Esquiú

Rosana Triunfetti. Cobertura beatificación Fray Mamerto Esquiú. Provincia Franciscana de la Asunción. 

El 5 de septiembre de 2021 al mediodía y a tan solo 24 horas de haber sido declarado «Beato» Fray Mamerto Esquiú nos encontramos con Noemí Ávila en El Suncho, mujer más conocida en el lugar como “Coca”, la bisnieta de Fernando Santillán quien auxilió a Fray Mamerto Esquiú antes de morir, en la Posta de El Suncho, cuando las «postas» o lugar de relevo de la caballada en las rutas de tránsito se usaban para cambiar los caballos y descansar para seguir viaje.

Mientras realizábamos la cobertura para la Provincia Franciscana de la Asunción, en la misa de acción de gracias con más de 10 mil personas cubiertas del polvo que llegaba con los remolinos de viento, bien típico de este lugar, se acercó un señor fiel devoto de Esquiú de la zona, para avisar con amabilidad que la señora que pasaba con paso lento sostenida por dos mujeres más jóvenes era Noemí Ávila, más conocida como “Coca Ávila”. Una mujer de familia fundacional en la causa de beatificación de Esquiú en este lugar. Ella estaba entre los peregrinos cumpliendo un sueño que habían imaginado con su hermana Sila desde muy pequeñas.

Fernando Santillán su bisabuelo se casó con Justina Heredia, maestros en la posta de El Suncho, ellos tuvieron una hija Genónima Santillán (abuela de Noemí), y esta una hija de nombre María Luisa Santillán casada con Luis Felipe Ávila (padres de Noemí), quienes tuvieron 7 hijos: Fernando, Luis (Kiko), Antonia (Negrita), Noemí (Coca) de 87 años, Mariá (Pilocha), Sila y Justina (Luly). Sila Ávila fallecida el 9 de diciembre de 2017, la más popular de los hermanos Ávila por haber trabajado arduamente en la difusión de Fray Mamerto Esquiú integrando la Comisión pro beatificación en El Suncho, siendo Vice postulador de la Causa Fray Marcelo Méndez. Actualmente viven Noemí (foto), y Antonia que se encuentra inmovilizada por quebradura de cadera.

Ruth Lis y Fernanda Ávila, (video), son las sobrinas de Noemí quienes la sostenían para caminar el domingo 5 de septiembre en la fiesta de El Suncho, y las que ayudaron a recuperar esta historia mamertina como  los objetos que aún conservan como una reliquia familiar, pedazos de las sábanas donde murió el beato Esquiú, la bombilla con la que tomó su último té y el cuadro que Odorico -el único hermano varón de Mamerto Esquiú- le regaló a Fernando Santillán en agradecimiento por haber auxiliado al fraile en su lecho de muerte.

La familia Ávila vivió un anticipo de la santidad de Esquiú, así lo deja expresado Noemí Ávila “Mi abuela nos traía caminando desde Esquiú todos los 10 de enero, – ella tenía 6 años- para rezar un rosario por Esquiú y nos hacía besar la tierra”, así lo relata con la ayuda de sus sobrinas que escucharon muchas veces esta anécdota memorable de la familia.

Esquiú muere en familia

Fray Mamerto Esquiú, el obispo de Córdoba, el fraile de virtudes heroicas declarado Beato y camino a ser Santo, muere a los 57 años con estilo franciscano, en la sencillez de una posta, rodeado de una familia que lo auxilia con lo poco que tenía, porque la mayoría de las postas eran muy pobres, tenían un cuarto, naturalmente de acuerdo con su pobreza, pero el alimento y la leña se los procuraba cada viajero por sí mismo.

Ellos le ofrecen un lugar, el último té y la calidez del último adiós, nada más y nada menos que la despedida antes de emprender el viaje a la eternidad, desde donde intercede como un gran amigo santo.

Pero ese momento histórico no quedó ahí, sino que se transmitió de generación en generación en la familia de los Ávila y de los vecinos y amigos; Sira a quienes todos recuerdan en la zona, fue clave en impulsar la causa de beatificación de Esquiú en la zona, en la construcción de la capilla que hoy se encuentra en El Suncho, y en la convicción de trabajar por una causa de santidad para Argentina y el mundo.

Categorías