Comunicación Fray Mamerto Esquiú, Provincia Francisana de la Asunción OFM
Simulando el estilo del diario de Esquiú podríamos escribir: Año del Señor 2022. Mayo,15. Domingo: centésimo septuagésimo tercero aniversario de haber dicho la primera misa.
Para llegar hasta ese momento tan esperado por fray Mamerto Esquiú, hacemos un breve repaso para situarnos en el tiempo con la ayuda del relato de Fray Jorge Martínez OFM en su libro “Esquiú Modelo de Vida Sacerdotal”. Fray Jorge fue un fraile comprometido y dedicado en la causa de beatificación de Esquiú como vice postulador, pero además trasmitía a los demás frailes franciscanos su apasionada admiración mamertina.
Nos encontramos en 1848, año en el que Mamerto llegaría a poder concretar su aspiración de configurarse con Cristo sacerdote. Faltando casi dos años para tener la edad requerida, sus superiores deciden enviarlo igualmente a San Juan, junto a otros seis estudiantes franciscanos.
A lomo de mula, con poco dinero y escasas provisiones llegó a San Juan, estrenando su temple de pastor con olor a oveja, como diría el Papa Francisco. En San Juan se hospedaron en el Convento y comenzaron los ejercicios espirituales. En esos días Fray Wenceslao Achával, entonces Ministro Provincial de los franciscanos en Argentina, gestionó una dispensa que permitió a Esquiú ser ordenado sacerdote el 18 de octubre de 1848, aunque el Obispo dispuso que la misa solemne sería luego de tener los 23 años cumplidos.
Obediente a lo dispuesto por el obispo, Esquiú, joven sacerdote de 22 años, vuelve a Catamarca y celebra su primera Misa solemne el 15 de mayo de 1849 cuando ya había cumplido los 23 años. Ese día, el de la primera misa, se espera con mucha ansiedad, es la ocasión de presentarse al Pueblo de Dios “De ahí que se hagan grandes preparativos para esa misa, la que se solemniza en forma especial y se invita a gran cantidad de fieles, entre los que se cuentan parientes, amigos, conocidos, del nuevo presbítero.
Para Fray Mamerto, sin embargo, no se dio eso: su madre, que tanto esperaba ese día, ya hacía muchos años que no estaba; su padre, que lo acompañó en el ingreso al convento y siempre lo visitaba, hacía un año que había muerto. A todo esto quizá se debió que Esquiú no quiso solemnidades. Su intención, en cambio, fue celebrar la misa por el eterno descanso de sus padres. Por ello lo hizo en forma sencilla, con la asistencia de su abuela, una tía, sus hermanos, algún conocido y los religiosos de la casa. Un autor dice que también asistió la señorita Juliana Vega, ya mayor, quién había aconsejado a su madre el casamiento con Don Santiago y la ilusionó con la posibilidad de tener un hijo sacerdote” comenta fray Jorge Martínez.*
Así, en este contexto de sencillez y austeridad Fray Mamerto con 23 años empieza a recorrer un camino intenso de pastor entregado, con una vida santamente elocuente.
En su diario figura así:
Año del Señor 1862
Mayo, 15. Jueves: Tercio décimo aniversario de haber dicho la primera misa. Me ordené de Sacerdote el 18 de Octubre de 1848 y dije la primera misa el 15 de Mayo de 1849. 16. Viernes. Llegué a Tarija a las tres y media de la tarde; 19: Lunes: Celebré por mi madre: vigésimo sexto aniversario de su muerte; 30. Viernes: Vigésimo sexto aniversario de llevar el hábito por devoción.
Junio. 15. Viernes: Décimo cuarto aniversario de mi primera misa. 19. Martes: Celebré por mi Madre; vigésimo séptimo Aniversario de su muerte.
*Pag. 16 y 17 – Fray Jorge Martínez OFM en su libro “Esquiú Modelo de Vida Sacerdotal”.