Fray Mamerto, el misionero

Mar 2, 2021 | Fray Mamerto Esquiú

Más de 400 años de trayectoria de los frailes franciscanos, en el actual territorio de la República Argentina, constituyendo el antecedente vital, la experiencia insustituible y el sostén necesario para la fundación de la Provincia Franciscana de la Asunción que en 1612, comenzó a escribir la historia y memoria de sus frailes, un destello más del sueño de Francisco.

Fray Mamerto Esquiú fue un misionero incansable, como fraile y como Obispo de Córdoba dedicó tiempo para viajar, hacer visitas pastorales donde podía conocer el estado de las comunidades, compartir con la gente del lugar, ofrecer la confesión y la cercanía de pastor, hermano y amigo, sin arraigos y con gran generosidad.

En su primera homilía como Obispo de Córdoba pone de manifiesto su ser franciscano y le dirá a la multitud presente “Quiero hacerme todo para todos”; “Me gusta la soledad y una vida retirada; sin embargo, mientras tenga fuerzas me veréis siempre inquieto de una otra parte, solícito del bien de todos, procurando hacerme todo para todos. Y para comprenderlo todo en una sola palabra, estoy obligado a amaros como una madre ama a su hijo, aún más, estoy obligado a dar mi vida por vosotros”. (Cfr. Homilía completa en González, 1914: 507 y 511).

Misión reconocida por el pueblo

Al morir Fray Mamerto Esquiú (10.01.1883), las manifestaciones de duelo, afecto y emoción reflejaron la huella que dejó como misionero, que se descalzó con gran humildad para servir.

“Desde lo alto del Coro, sobre el cancel… en el sitio mismo en que se dividía está colgadura, se hallaba colgado un enorme tarjetón blanco que semejaba una lápida sepulcral y que en gruesos caracteres negros ostentaba estas inscripciones:

FRAY MAMERTO ESQUIÚ
DE LA ORDEN DE MENORES HIJO Y ESPLENDOR
GLORIA DE LA REPÚBLICA ARGENTINA.
DE SUS LIBRES INSTITUCIONES DEFENSOR VALEROSO.
PASTOR DE LA IGLESIA
CON ARDIENTE CELO, GRAVEDAD DE COSTUMBRES
PUEREZA DE CORAZÓN, DESPRECIO DE BIENES TERRENOS
LA RIGIÓ Y GOBERNÓ, LA HUMILDAD, LA POBREZA, EL POBRE, EL BANDONADO DE QUIENES FUE PASTOR Y SOSTÉN, FUERON SUS DELICIAS.
LA AFABILIDAD CON LOS INFERIORES, EL RESPETO A LAS DIGNIDADES, LA LEALTAD CON LOS AMIGOS,
LA SEVERDIDAD CONSIGO MISMO FORMARON LA HERMOSA CORONA DE SUS VIRTUDES SOCIALES.
LA PARCA ENEMIGA DEMASIADO PRONTO, ARRANZÓ EL AMIGO AL AMIGO, EL HERMANO AL HERMANO, EL PADRE AL DESDICHADO.
UNA LÁGRIMA POR SU ETERNO DESCANSO». (Pág. 664, “La vida pública de Fray Mamerto Esquiú”, Fray Manuel González).

Fray Mamerto recibió la herencia misionera de muchos franciscanos que se sumaron a la hazaña, quizás sin saber cabalmente ni los a dónde, ni los cómo, ni los hasta cuándo, pero seguros de ese solo por qué eran capaces de dejar la seguridad de un claustro europeo sin importar las muchas adversidades, ni los grandes esfuerzos, ni la necesaria entrega que supone el dejar caer de los labios, de las manos, del hábito la Palabra de Dios, la única causa que empuja y desborda. Franciscanos de buena voluntad que desde siempre tuvieron la vocación y la valentía de ser hermanos menores de todo lo creado como lo fue el bueno San Francisco de Asís.

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