140° Aniversario Ordenación Episcopal de Fray Mamerto Esquiú (12.12.1881 – 12.12.2020).
El 12 de diciembre además de ser un día especial para los Cristianos por la fiesta a Nuestra Señora de Guadalupe patrona de América, se recuerda y más en la familia de los frailes menores de la Provincia Franciscana de la Asunción, el 140° Aniversario de la Ordenación Episcopal de fray Mamerto Esquiú como Obispo de Córdoba.
Esquiú fue consagrado Obispo el 12 de diciembre de 1880 en la Basílica de San Francisco de Capital Federal por el Arzobispo de Buenos Aires Federico Aneiros.
En la introducción de su primera homilía como Obispo de la Iglesia de Córdoba, el 16 de enero de 1881, pronunciará estas palabras “no somos más que servidores de ustedes por amor a Jesús”.
Y con estas palabras de 2 Cor 4,5, centró el contenido más profundo de su mensaje, el fraile franciscano se reconoce humilde e indigno servidor de Jesús, y del pueblo que lo saluda y reconoce como Pastor.
“Vosotros me saludáis y honráis como a Obispo; pero yo os debo decir con el Apóstol San Pablo: He ahí mi oficio, mi aspiración y todo mi honor: ser vuestro siervo en Jesús y por Jesús”.
Reconoce con extrema humildad su carencia de ciencia para un pueblo tan ilustrado como Córdoba.
“Carezco de ciencia, y mi palabra y mis modales quizás son indignos de un pueblo tan ilustrado como el vuestro; oigo decir que algunos quisieran que se les hable siempre de la ciencia y no de la fe cristiana; sin embargo, me tendréis siempre con Jesucristo en mi boca y con Jesucristo Crucificado, hablándoos siempre que pueda de los vicios y de las virtudes, de la pena y de la gloria eterna, porque soy vuestro siervo y debo decir con el Señor: Lc 4,18: El Espíritu del Señor estás obre mí, porque me ha ungido para anunciar la buena noticia a los pobres; me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos, a dar vista a los ciegos, a liberar a los oprimidos”.
Asimismo reconoce que si bien le gusta la soledad, estará dispuesto para trabajar por el bien de todos.
“Me gusta la soledad y una vida retirada; sin embargo, mientras tenga fuerzas me veréis siempre inquieto de una a otra parte, solícito del bien de todos, procurando hacerme todo para todos. Y para comprenderlo todo en una sola palabra, estoy obligado a amaros como una madre ama a su hijo, aún más, estoy obligado a dar mi vida por vosotros: Pues el buen pastor, dice el Señor, da su alma por sus ovejas».
En su primera Carta Pastoral dirigida en el mismo año, el 7 de Marzo de 1881, día de Santo Tomás de Aquino, le dirá al clero (sacerdotes) de la diócesis de Córdoba: “…Por lo demás, espero en Dios que ni mis pecados, ni mi inexperiencia, ni el humilde hábito religioso que llevo, no me harán pusilánime en el cumplimiento de mis deberes, sino que todo eso, con la ayuda de Dios, podrá servirme para cumplir hasta la muerte las palabras del Apóstol que dirigí al Pueblo en el día en el que tomé posesión del Obispado: “No soy otra cosa que vuestro siervo en Jesucristo”.