Estas son algunas de las frases más conmovedoras de Fray Mamerto Esquiú a la Virgen del Valle, en su Primera Plática pronunciada los días 1º, 7º Y 8º del Novenario de 1875. En todas sus cartas, sermones y Memorias en sus miles de páginas que escribió, deja expresado su profundo amor y devoción mariana por la Virgen en su advocación Nuestra Señora del Valle.
“Busquemos la gracia de JESÚS, pero busquémosla por medio de MARÍA, saludándola con el Ángel: LLENA ERES DE GRACIA” (p.248).
“Yo afirmo solamente que ella os acaricia como una madre, y es cosa sabida que los cariños de una madre no siempre son prueba del mérito de los hijos, sino más bien de su debilidad y pequeñez” (p.248).
“Nuestras maldades no han podido agotar la caridad de María, quien, a pesar de todo, no deja de ser con nosotros piadosa, clemente, y dulcísima. ¡Verdaderamente, oh Virgen Inmaculada, tú nos tratas cual una madre que acaricia a su hijo!” (p.252).
¡Verdaderamente, oh Virgen Inmaculada, tú nos tratas cual una madre que acaricia a su hijo!” (p.252).
“Cual una madre que acaricia a su hijo ha sido con nosotros la Santísima Virgen María” (p.252).
“Virgen dulcísima, hasta ahora nos habéis dado como a pequeñuelos la leche de vuestros consuelos; pero ya es tiempo de que comencemos a ser varones fuertes y buenos soldados de Jesucristo; multiplicad pues en nosotros vuestras antiguas misericordias y alcanzadnos aumento de fe y caridad para que, arraigadas en ellas, obremos el bien en todas las cosas, y permaneciendo fieles a vuestro amor, llevemos y glorifiquemos a Jesucristo en nuestros cuerpos durante la vida presente, para que Él nos glorifique en la eterna. AMEN” (p.255).
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