Crónica día 3 de septiembre de 2021. Comunicación OFM.
La beatificación del fraile franciscano y obispo Mamerto Esquiú, esperada por varias generaciones, se encuentra en los umbrales de su realización. Desde el viernes 3 al domingo 5 de septiembre se desarrollan los actos centrales en la capital catamarqueña, en San José de Piedra Blanca y en El Suncho. En simultáneo se suman las celebraciones de Córdoba, donde fue Obispo, de la Iglesia Nacional Argentina de Roma y de Tierra Santa -lugar que por un año y medio fue uno de los sitios más significativos para Esquiú-.
Desde las primeras horas del viernes el clima de fiesta y espera se hizo presente en San Fernando del Valle de Catamarca. Frailes de la Provincia Franciscana de la Asunción, consagrados de distintas congregaciones y -en menor medida- peregrinos, llegaron a la tierra del hermano Esquiú.
Por la tarde el recibimiento principal fue el del enviado papal, el Cardenal Luis Héctor Villalba, Arzobispo emérito de Tucumán. Pasadas las 18.00 horas se llevó a cabo un breve acto de bienvenida que contó, además, con la presencia del Obispo de la Diócesis de Catamarca, Monseñor Luis Urbanc, del Gobernador de la Provincia, Raúl Jalil, del Intendente de la ciudad, Gustavo Saadi y de familiares de Fray Mamerto Esquiú. Dicho encuentro se realizó en el Salón Calchaquí del Complejo Cultural Esquiú, un espacio reducido que contó con poca presencia de personas, por lo que el evento fue transmitido virtualmente.
Seguidamente, a las 19:00 horas, el Cardenal Villalba presidió la Santa Misa en la Catedral Basílica y Santuario de Nuestra Señora del Valle. En una emotiva celebración expresó, al referirse a Fray Mamerto, que “si nos adentramos en la contemplación de su alma descubrimos una riqueza y una fecundidad que nos fascina. Queremos celebrar y exaltar en Mamerto Esquiú su unión con Jesucristo”.
La jornada del primer día finalizó con una velada cultural y vigilia de oración en el Paseo de la Fe -frente a la Catedral-, que culminó a la medianoche con repique de campanas y fuegos artificiales. El evento, organizado por el Equipo Interinstitucional de Cultura -que integra a la Catedral Basílica y la Municipalidad de la Capital- contó con variados grupos de danza y canto que compartieron los rasgos distintivos de la cultura argentina.
De manera simultánea, en San José de Piedra Blanca también se realizó una vigilia que finalizó en el mismo horario con el sonido de las campanas. Así se anunció la gran celebración que comenzará el sábado a las 8:30 horas, cuando se dará comienzo a la transmisión para compartir la Misa de Beatificación de Fray Mamerto Esquiú OFM con fieles que se unirán desde distintas partes del mundo.
Misa en la Catedral
En las vísperas de la Beatificación del fraile franciscano y obispo Mamerto Esquiú, el Legado Papal, el Cardenal Luis Héctor Villalba, Arzobispo Emérito de Tucumán, presidió la Santa Misa en la Catedral Basílica y Santuario del Santísimo Sacramento y Santuario de la Virgen del Valle, que fue concelebrada por el Arzobispo de Salta, Mons. Mario Cargnello; el Arzobispo de Córdoba, Mons. Carlos Ñáñez; el Obispo de Catamarca, Mons. Luis Urbanc, entre otros prelados, y sacerdotes del clero local y de otras diócesis.
Un emotivo momento se vivió durante la procesión con la Palabra de Dios, cuando en el pasillo de la nave central de la Catedral y al paso de la portadora del Leccionario, se desarrolló un momento artístico y cultural. Bailarines representaron el hallazgo de la imagen de la Virgen del Valle en la Gruta de Choya resumiendo los momentos más salientes de la historia mariana en su paso hacia el Altar Mayor, mientras el coro interpretaba una canción en quechua.
En su homilía y refiriéndose a Esquiú, Mons. Villalba comenzó diciendo: “Si nos adentramos en la contemplación de su alma, descubrimos una riqueza y una fecundidad que nos fascinan. Queremos celebrar y exaltar en Mamerto Esquiú, su unión con Jesucristo, fruto de su oración y manifestado en su vida”.
A continuación ofreció una reflexión sobre el Evangelio de San Juan, en el que se narra que unos griegos que habían ido a Jerusalén para la peregrinación, pascual se acercaron a Felipe y le dijeron: «Queremos ver a Jesús» (Jn. 12, 21). “Pienso que éste es también el pedido que hoy, nuestros hermanos, nos están haciendo a nosotros que somos los discípulos de Jesús. ¿Qué desean ellos ver hoy en nosotros los cristianos? Quieren ver a Jesús. Nos piden no sólo que les hablemos de Cristo, sino que se los hagamos «ver»”, consideró el Legado Papal.
En este marco, manifestó que “desde pequeño, Fray Mamerto buscó a Jesús. Después de varios años de caminar junto al Señor, Fray Mamerto es consciente que su vida es un permanecer en Cristo, y de esta fidelidad y alianza, depende su felicidad como hombre y fraile menor franciscano”.
“Mamerto Esquiú les dice a sus sacerdotes que debemos dar buen ejemplo de Cristo Y agrega que los fieles antes que perciban en sus oídos nuestras palabras, como dice San Pablo, deben sentir en nosotros el olor de Cristo (Cf.2 Cor. 2, 11)”, acotó.
Después preguntó “si de veras nuestra persona, nuestra vida refleja a Jesús. Si somos verdaderos testigos de Jesús. Porque la Iglesia somos nosotros. Todos los miembros de la Iglesia deben ser una presencia salvadora de Jesús”.
Pasó entonces a proponer una contemplación de Jesús, para que lo podamos seguir. Habló de Jesús manso, humilde, misericordioso, que no vino a ser servido sino a servir y como modelo de caridad fraterna, afirmando en este punto de su reflexión que “Cristo presenta el amor fraterno como distintivo de la autenticidad cristiana. El mandamiento nuevo, más que un mandamiento es una gracia que el Señor nos concede”.
“Pidamos a Jesús que nos conceda este mandamiento nuevo. Que Él deposite en nuestro corazón la posibilidad y la fuerza que necesitamos para amar sin medida a todos hasta dar la vida. Se lo pedimos por la intercesión de la Virgen del Valle y del Beato Mamerto Esquiú” concluyó.