Por Comunicación oficial Fray Mamerto Esquiú, Provincia Franciscana de la Asunción.
El pasado 10 de enero se cumplieron 138° años que se apagó la lámpara de oro, una expresión del Diario «El Bien Público» de Montevideo para expresar en ese momento, el dolor por la muerte del Obispo Esquiú. Repasando son más de 700 páginas escritas donde quedaron recopiladas las crónicas de diarios de Córdoba, Argentina y el mundo en reconocimiento y como un homenaje a la muerte de Fray Mamerto Esquiú publicadas entre el 11 y 12 de enero de 1883. Se la llamó la Corona fúnebre del Ilmo. Sr. Obispo Esquiú.
En ese momento se celebraron exequias en casi todas las Capitales de Argentina. Se pronunciaron Oraciones propias por los obispos de Mendoza, Salta, y otras Provincias. Publicaciones de medios de prensa de Argentina: La Reforma y la Situación (Salta); El Republicano y la Razón (Tucumán); la Rioja Moderna (La Rioja), y su Gobierno dictó un Decreto para honrar la memoria del Obispo. La Situación, El Pueblo (Santiago del Estero); El Independiente (Rosario), y el Santafesino (Santa Fe); La Discusión y cinco o seis periódicos más de Entre Ríos; El Autonomista y tres diarios más de Corrientes: El Ferro-Carril (San Luis); El Constitucional (Mendoza); y El Zonda (San Juan).
Escribieron artículos los diarios: El Interior, El Eco de Córdoba, El Progreso, La Prensa Católica y otras publicaciones de Córdoba, Buenos Aires tanto Capital como en provincia. En Uruguay: El Bien Público y El Ferrocarril, todos los demás diarios de Capital como de Departamentos “dedicaron artículos al llorado obispo”. *
En Paraguay, y en Bolivia con doce artículos dedicados al Prelado. En cuanto América del Sur, la muerte de Esquiú no pasó desapercibida porque “el padre Esquiú era conocido por sus virtudes, sus talentos, y sus escritos llenos de erudición y doctrina”. La República del Perú que lo albergó por un tiempo.
El Eco de Córdoba – 12 de Enero de 1883
Sin ruido entregó su alma al Creador
“La grey tan contenta, tan orgullosa, tan dichosa con su santo y ejemplar Pastor, se halla desolada!
La Iglesia, de que era tan rico ornamento y la prenda más preciada, está viuda; se ha despojado de sus galas; sus himnos han cesando: solo se oyen sus gemidos!
¡Fray Mamerto Esquiú no existe ya!
…Huía de las pompas del mundo que las despreció como su padre S. Francisco de Asís, y como para no llamar la atención sobre la persona que por él nos molestasen, ha exhalado el último aliento en un rincón apartado, cuando regresaba de la misión que lo llevara a la Rioja, cubierto por el polvo del camino, sin que lo arredrada el calor aniquilador, fatigado pro el cansancio, pero sin que él sintiera como no lo sintió jamás en el desempeño de su alto y su sublime cuanto difícil ministerio pastoral…”
«Sin ruido, más con copioso fruto gobernó el rebaño, y sin ruido ha entregado su alma al Creador, despidiéndose con la plácida sonrisa del justo, del mundo que lo retenía a pesar suyo!”.
El Interior – 11 de Enero de 1883
Su memoria en las calles…
“Ha muerto lejos de la tierra natal, ausente de su pueblo, sin sentir la caricia amorosa del deudo, no la frase consoladora del amigo. El desierto ha sido su tumba, la sombra del árbol salvaje su sudario, y la soledad y el silencio, los testigos fatales del viaje emprendido para siempre. La noticia de su muerte, circuló anoche con celeridad pasmosa.
En las calles, en la plaza, en los cafés, en las casas de familia, se recordaba con cariño su memoria, se referían anécdotas de su vida, y en cada corazón había un sentimiento y en cada labio una palabra de homenaje, del virtuoso muerto”.
La Nación
El atleta de la palabra
“Tarde ya para que nos fuera posible hacernos cargo del triste e inesperado suceso con la detención debida, recibimos anoche el telegrama que va en la sección correspondiente, comunicando la infausta nueva del fallecimiento del Obispo de Córdoba, Fray Mamerto Esquiú, ocurrido en un lugar de campo situado a algunas leguas de la capital de su diócesis, a la edad de cincuenta y seis años, y ocho meses, pues había nacido el 11 de Mayo de 1826”.
Fray Mamerto Esquiú era sin duda alguna el primero de nuestros oradores sagrados, y en todo sentido una de las personalidades más prominentes del clero argentino. Sermones de él quedan que, como el predicado en Catamarca, tomando como tema la Constitución Nacional, serán en todo tiempo monumentos que perpetúen su memoria como atleta inspirado de la palabra hablada, y hechos deja tras de sí, como su renuncia al Arzobispado de la República, que lo harán vivir más allá de la muerte y a través del tiempo, sirviendo de noble y raro ejemplo de humildad cristiana”.
El Bien Público, de Montevideo
Se apagó una lámpara de oro
“Ayer nomas nuestros hermanos de la República Argentina nos enviaban un pésame sentido y cordial cuando el pueblo uruguayo, con el luto en el corazón, lloraba agrupado en la tumba recién abierta del primero e inolvidable Prelado oriental.
Tócanos hoy acompañarlos en el dolor que experimentan ante la muerte de uno de los ilustres Prelados argentinos: El Ilmo. Fray Mamerto Esquiú, Obispo de Córdoba.
Se ha apagado en él una de las lámparas de oro del santuario argentino; la República Argentina cuenta dese el 10 del corriente con un santo, con un sabio y con un patriota menos”.
La Industria, Sucre
Organización escogida por Dios para el bien
“¿Quién no vio en ese rostro de ese ángel humano, los esplendores de la virtud de su alma y el signo brillante de su genio intelectual?
Acabó la jornada, voló a su nido celeste el humilde franciscano y el tierno pastor, cuyas ovejas heridas lloran su desamparo y corren por senda incierta”…
Todo habla de él. Desde las profundidades del espíritu hasta la corteza mortal, Dios talló con sus gracias, esa organización escogida para el bien”.
* Expresión del editor del libro “El Padre Esquiú” por Alberto Ortiz (Tomo II).